jueves, 17 de mayo de 2012

Vayamos ganando tiempo

EDITORIAL

Quizás no muchos coincidamos, pero es muy bueno poder respetar las opiniones ajenas, analizarlas, evaluarlas y rescatar, aunque más no sea, una letra de lo escrito o escuchado y hacer esta idea... nuestra. Si de repente, nos paráramos instantáneamente “en este preciso punto del camino” y como con un dejo de nostalgia regaláramos una mirada sencilla hacia nuestras espaldas, lo que veríamos es un largo sendero recorrido, bien, mal, a los tropiezos, felices, tristes... y lo que notaríamos es ni más ni menos que hemos avanzado... No creemos necesario analizar si se ha perdido, ganado o empatado, lo que sí vemos es que “en este preciso punto del camino” no hemos retrocedido.
Y con el Club de los Veinte pasa lo mismo, de aquellos veinte locos lindos que armaban sus arcos con los buzos y los pantalones largos (todos lo hemos hecho alguna vez) en el Parque de Mayo, para después pasar a soldar seis caños y clavarlos en la tierra cosa que se pudieran ir corriendo a medida que se sumaba gente al encuentro en el Sibechi, para retornar a una cancha casi abandonada en el parque que los vio nacer, para que “en este preciso punto del camino” estén nuevas caras, con un espíritu similar, jugando sábado a sábado en la cancha que muchos, con perdón y connivencia del propietario real, consideran suya...
Y ni que hablar del aspecto social, de arteros asados “de solteros” en la casa de algún trasnochado espinel guitarrero y cantor, cartas, pasos y quieros y ases pegados en la frente, pasando luego por las reuniones familiares en alguna quinta en las afueras de la ciudad, fulbeteando en cancha chica o chapaleando etílicas ganas en una pileta o disfrutando de lagunas, asado y camaradería en salados lugares, para que “en este preciso punto del camino” se esté pensando en un local de fiestas donde no falte diversión, animación y familliaridad...
Y como broche de oro, la frutillita del postre, el alma y espíritu escrito del club, nacidos en una hojita perdida, plasmada por algún viejo doctor de la vida, seguramente ya usada de una de las carillas, con pequeños decires de algún personaje o descripción animada del cotejo jugado el sábado anterior, para transmutar en un Boletín con dibujos, fotos, chistes, comentarios e historias, pasando por la pluma atrevida de varios redactores, con el dolor de estar perdida esta fantasía por la dejadez, decidida, falta de espíritu, o sólo, tal vez, por no deber superar el ciclo natural de todas las cosas, para que “en este preciso punto del camino” se haya plasmado un blog en un agiornamiento modernoso de las cosas y se esté alquimizando la posibilidad de una revista que, ojalá, no sea sólo un deseo soplado en velitas de cumpleaños, sino que sea “en este preciso punto del camino” en el que las cosas renazcan y no desaparezcan...
Y así es, Amigos,... “en este preciso punto del camino”... hemos avanzado!!